El hacedor
Estilo y técnica
En «El hacedor» Borges se revela como un maestro de la prosa concisa, casi transparente, en la que cada palabra está pulida y cargada de múltiples significados. Su lenguaje es refinado y contenido, disolviendo las fronteras entre poesía y prosa, permitiendo al lector deslizarse por la superficie ambigua de los sentidos. El autor utiliza con virtuosismo alusiones, paradojas, estructuras especulares, metáforas y citas, transformando el texto en un complejo mosaico de referencias culturales y filosóficas. La estructura del libro es fragmentaria: relatos breves, ensayos, poemas y miniaturas se ensamblan en un caleidoscopio caprichoso, donde cada parte es un mundo autónomo, pero juntas forman una sola trama de reflexiones sobre el tiempo, la memoria, los sueños y la creación. Borges juega con el lector, rompiendo los marcos narrativos habituales, invitando a participar en un juego intelectual donde realidad y ficción son inseparables.
