Hijo de la fortuna
Estilo y técnica
El estilo de Herbjørg Wassmo en la novela «Hijo de la fortuna» se distingue por una profunda penetración psicológica y una riqueza poética. El lenguaje de la obra es contenido, pero está lleno de energía interna, lo que permite transmitir los complejos movimientos del alma de los personajes a través de frases lacónicas, a veces casi telegráficas. Wassmo utiliza magistralmente el monólogo interior, permitiendo al lector sumergirse en el flujo de conciencia de los personajes, sentir sus miedos, esperanzas y dudas. Las imágenes de la naturaleza y la vida cotidiana se entretejen en la narración, creando una atmósfera de severidad nórdica y, al mismo tiempo, de frágil belleza. La autora recurre a la simbología y a motivos recurrentes para subrayar la ciclicidad de la vida y la inevitabilidad del cambio. La estructura de la novela alterna recuerdos y presente, lo que otorga a la narración una profundidad y una riqueza especiales, y la composición recuerda un mosaico donde cada detalle es esencial para comprender el conjunto. Wassmo evita la excesiva expresividad, prefiriendo una contención expresiva, gracias a la cual los acentos emocionales resuenan con especial fuerza y autenticidad.
