Conversación en La Catedral
Estilo y técnica
El estilo de «Conversación en La Catedral» impresiona por su riqueza de capas y su compleja arquitectura: la narración se construye como un caleidoscopio de recuerdos, diálogos y monólogos interiores, donde pasado y presente se entrelazan en un solo tejido narrativo. El lenguaje de la obra está impregnado de giros vivos, a veces crudos pero siempre expresivos, que reflejan la paleta social y cultural del Perú de mediados del siglo XX. Vargas Llosa utiliza magistralmente el flujo de conciencia, permitiendo al lector adentrarse en las profundidades de las emociones de los personajes, y la alternancia de puntos de vista y planos temporales crea un efecto de mosaico y tensión interna. El autor domina con virtuosismo las técnicas de montaje oculto: las réplicas y pensamientos de los personajes se entrelazan como hilos en una alfombra, formando una composición compleja pero coherente. La estructura de la novela recuerda a un laberinto, donde cada episodio es un fragmento de un gran contexto histórico y humano, y el lenguaje se convierte en instrumento implacable para revelar las llagas sociales y los dramas personales.
