Moll Flanders
Estilo y técnica
El estilo de Daniel Defoe en «Moll Flanders» se caracteriza por una aparente sencillez y un tono casi documental, que crea la ilusión de unas memorias auténticas. El lenguaje de la narración está lleno de detalles cotidianos, giros coloquiales y una fina ironía que permite al autor distanciarse de la protagonista sin privarla de compasión. Defoe utiliza magistralmente el monólogo interior, permitiendo al lector adentrarse en la psicología de Moll, en sus sentimientos contradictorios, miedos y esperanzas. La composición de la novela es lineal, pero está enriquecida con numerosos episodios insertados que, como cuentas, se ensartan en el hilo del destino de la protagonista. El autor emplea hábilmente el recurso del narrador poco fiable: Moll justifica a menudo sus actos, dejando al lector espacio para la duda y la reflexión. Predomina la estructura crónica, y la narración alterna descripciones y diálogos dinámicos, lo que da viveza y verosimilitud al texto. Defoe combina con destreza el realismo con elementos de sátira, creando un retrato multifacético de la época y del alma humana.
