Las Brujas
Estilo y técnica
Roald Dahl en el libro «Las Brujas» utiliza un estilo único que combina elementos de cuento de hadas y realismo, creando una atmósfera donde lo maravilloso y lo cotidiano se entrelazan. El lenguaje del autor es simple y accesible, lo que hace que el libro sea atractivo para los niños, pero al mismo tiempo está lleno de imágenes vívidas y metáforas que aportan profundidad y expresividad a la narración. Dahl utiliza magistralmente los diálogos para revelar los caracteres de los personajes y darles vivacidad e individualidad. La estructura del relato es lineal, lo que permite al lector seguir fácilmente el desarrollo de la trama. La historia se narra en primera persona, lo que crea un efecto de participación directa del lector en los eventos y refuerza el vínculo emocional con el protagonista. Se presta especial atención a la descripción de las brujas, su apariencia y costumbres, lo que subraya su naturaleza siniestra y refuerza el contraste entre el mundo de los adultos y el mundo de los niños. Dahl utiliza la hipérbole y el grotesco para resaltar el peligro que representan las brujas, y al mismo tiempo añade elementos de humor para suavizar los momentos oscuros y hacerlos más aceptables para el público joven. Recursos literarios como las repeticiones y la ritmicidad de las frases ayudan a crear tensión y mantener la atención del lector. En el libro también hay elementos de interactividad, cuando el autor se dirige directamente al lector, involucrándolo en el proceso narrativo y haciéndolo cómplice de las aventuras. Así, «Las Brujas» de Roald Dahl representan un ejemplo brillante de cómo se puede combinar la fantasía y la realidad, creando una historia cautivadora e inolvidable.
