La Huida
Estilo y técnica
En «La Huida», Mijaíl Bulgákov se revela como un maestro del arte de la síntesis, uniendo el dramatismo de la catástrofe histórica con el grotesco teatral y una fina ironía. El lenguaje de la obra está impregnado de vívidas metáforas, contrastes y alusiones, creando una atmósfera de inestabilidad y ansiedad que refleja el mundo interior de los protagonistas en el umbral de una nueva era. Bulgákov utiliza con destreza el diálogo, en el que resuenan la ironía, la desesperación y la esperanza, alternando descripciones lacónicas con extensos monólogos interiores. La estructura del relato es fragmentaria, basada en la alternancia de sueños y vigilia, realidad y fantasía, lo que subraya la difuminación de las fronteras entre pasado y presente. El autor emplea magistralmente la simbología: la huida es no solo un acto físico, sino también una búsqueda existencial, una metáfora de la pérdida y el anhelo de salvación. En la narración se percibe un ritmo casi musical, donde cada escena es como una partitura en el trágico espectáculo del exilio y la esperanza.
