Adán y Eva
Estilo y técnica
En «Adán y Eva», Mijaíl Bulgákov se muestra como un maestro de la palabra artística concisa pero intensa. Su estilo se caracteriza por una expresión contenida, donde cada palabra está pulida y cargada de energía interna. El lenguaje de la obra abunda en metáforas y alusiones, creando una atmósfera de inquietud y desesperanza apocalíptica. Bulgákov utiliza magistralmente el monólogo interior, permitiendo al lector penetrar en la profundidad psicológica de los personajes y sentir sus miedos, dudas y esperanzas. La estructura del relato revela una tensión dramática: la narración alterna diálogos y descripciones, donde los diálogos están llenos de reflexiones filosóficas e ironía, y las descripciones, de una poética sombría del mundo destruido. El autor emplea con destreza el contraste entre lo cotidiano y lo sublime, entre lo trágico y lo irónico, lo que otorga al texto una especial profundidad y riqueza de capas. La composición de la obra es cerrada, como un anillo: el principio y el final están unidos por el motivo de la catástrofe, y el espacio interior del relato está lleno de símbolos y alegorías que revelan los temas eternos del amor, el miedo y la esperanza de salvación.
