Sinfonía Salvaje
Estilo y técnica
En «Sinfonía Salvaje», Dan Brown se muestra no solo como un maestro de los enigmas, sino también como un delicado artista de la palabra, creando un tapiz sorprendentemente armonioso de sonidos, imágenes y ritmos. El lenguaje del libro es ligero y musical; cada frase está llena de juegos de palabras, aliteraciones y rimas, convirtiendo la lectura en un verdadero viaje poético. El autor utiliza con destreza repeticiones, metáforas y comparaciones para resaltar los caracteres de los animales y dar al relato una expresividad especial. La estructura recuerda a una partitura: cada capítulo es una pieza musical dedicada a uno de los habitantes del bosque encantado, donde cada protagonista aporta su nota a la sinfonía general. Así, la composición del libro se vuelve polifónica y dinámica, y la narración, viva y visual, como si la música de la naturaleza cobrara vida.
